Friday, December 2, 2016

El desierto de Berenice

No se sabe si fue el viento
No se sabe si fue la tormenta, la piedra, el fuego, la brisa, la estaca, la penumbra.

No se sabe qué fue lo que fue.
Pero Berenice andaba por el desierto descalza.
Evitando los grandes remolinos esporádicos de la arena rojiza que pisaba.

Andaba con ropas blancas rasgadas y manchadas
No sabia a dónde ir
Se detuvo un instante y miró la linea horizontal que dividía lo celeste de lo rojizo.
lo celestial de lo infernal
lo claro de lo turbio
lo airoso de lo árido
lo fresco de lo ardiente

Parecía que este desierto era una representación de su propio yo.
Era una analogía.
Su bivalencia interior.

Contemplaba con los ojos fijos el paisaje a pesar que los rayos del sol entraran a través de ellos
Respiraba profundamente, llenando el pecho de aire, levantando emociones densas y exhalándolas.

Disfrutaba esta pausa, barriendo su interior.


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