A veces siento que me hace falta alguien que se descontrole conmigo.
Que salte, baile y brinque al compás de nuestra música estridente mientras nos reímos a carcajadas, ambos con sonrisas gigantes y ojos brillantes.
Que pueda embriagarme sin prejuicios. Que nos tomemos turnos para cargarnos en aquel estado preciso donde si pasa algo temerario seamos unos fuckin' ninjas y salgamos salvos siempre.
Me hace falta alguien que tenga un sincero interés en mis preocupaciones y sepa que no estoy buscando un consejo, sino un empuje.
Alguien que cuando me hable no piense en cómo se ve él, sino en cómo me siento yo. Que no piense en cómo lo hace ver lo que dice y mas bien quede como un chimpancé.
El egocentrismo y falta de empatía impiden una conexión emocional. No se puede.
A veces me hace falta alguien que haya aprendido a abrir su corazón y también que la sinceridad es un estilo de vida; que simplemente al ser un alma sencilla conozca de esa conexión con el universo, que brinda sabiduría del desprendimiento material, y me diga lo que el universo sabe que necesito escuchar a través de él. Ello que se conoce coloquialmente como "hablar de corazón".
No creo que sea imposible hallar estos aspectos en alguien. Pues alguien que ha querido pulirse como ser humano y buscar ser mejor, ya sea con sus defectos y limitaciones, sé que debe de haber llegado a saber escuchar de verdad, amar, ser empático, ser transparente y entregarse con libertad; o a algo.
Sé que existe, pues yo existo.
En las limitaciones humanas de mi intento por resolver mis cuestionamientos, sé que alguien más del genero opuesto debe haberlo intentado también.
Estoy segura.