Monday, September 30, 2019

Sisi

Tus colores tan precisos
No uno, no dos, tres
Tantos matices, cual espejo
Claro, eres mía y yo soy tuya
Amo amarte
Hace poquito olías mi tristeza y por primera vez pasamos juntas una mañana mustia.
En cama, extremidades estiradas en el colchón: 2 brazos, 2 piernas, 4 patas y una cola.
Estoy segura que no sabes por qué
Pero ahí estabas, especialmente cerca.
Como yo ese día que te caíste...
Tienes una capacidad para saber cuando no estoy tan yo. Tal vez sea mi tiesura. No lo sé.
La luz es transparente en mi piel y movimientos; como la oscuridad es lúgubre, cuando la apaga y vuelve inerte.
Te amo

Wednesday, September 18, 2019

Mesa Gato

Había una vez una mesa gato
Cuando ponían los platos en el centro del gato
se abría un hueco muy ancho llevando todo debajo.
El gato reía de su travesura ronroneando
al piso caían los huesos del pato.
Nada que no se pueda trabajar
Si me sujetas la mano

Tuesday, September 10, 2019

Ignorancia perversa

Me permites amarte?
Tenerte, abrazarte, sujetarte, escucharte
hablarte

No sé por qué cargas tanto pesar
No te conozco, es cierto

No quiero escribirte
No quiero extrañarte
Quisiera poder sentirme segura contigo
Pero no es así
tampoco lo será

Pensé que eras distinto
A todos los niños que he conocido
Tristemente no es así

En tu ignoracia o posible inseguridad
eres perverso

Alimentas ilusión que luego no puedes sostener
Veo lo que vales
Te valoraría tanto

Pero claramente no estas listo
quien diria
el señor no está listo

No esta listo para ser feliz.

O simplemente no te gusto
lo perverso es haber dicho que sí lo hago en abundante cantidad.

Monday, September 9, 2019

Minimizada yo

No sé qué podría escribir
Sí, huyo.
Tal vez el hablar articula sentimientos y pensamientos
Un tipo de coherencia sonora
Donde hago sentido con lo que digo, lo que pienso y lo que siento.
No puedo hacer nada porque no estás acá.
No puedo hacer nada porque yo estoy acá.
Empecé hablado lo que luego me animé a escribir. Ahora solo escribo lo que pienso. Transcribo mi pensar.
Siento cómo el mudo puede articular ese derecho inherente del habla, sin voz, escribiendo.
Escribir...
Hace tiempo que huyo del escribir. Me llamaba cada noche la hoja o pantalla, blancas.
Un pestañear y los versos más pulidos pasaban por mi mente. Más rápido de lo que pudiese haber cogido algún registro y plasmarlo. Eran como estrellas fugaces. Palabras y oraciones precisas y perfectas pero pasajeras y nada más que mi percepción y asombro efímero que las contemplaba.
En este mundo acelerado, siento que oscurezco, siento que me encojo, que me pierdo. Mientras mi edad se expande yo me siento pequeña, languideciente, decadente.
No sé por qué. Tal vez mi libertad se vuelve una prisión de nada.
Nada que hacer
Nada que florecer
Nada que explorar
Nadie con quien hablar
Me di cuenta hace ya un tiempo que mi mascota compañera tiene sus limitaciones. O tal vez yo soy la que tiene muchas aspiraciones.
En cuanto al afecto, está perfecta.
Pero es el compartir de ideas, una conversación, algo, lo que le falta. Necesito florecer.
Los días que hablo con personas de mi edad seguido, sale mi vieja yo. Mi yo esencial. Qué curioso que haya sido más yo en el pasado cuando era más joven y no hoy que soy más vieja y he sido yo por más tiempo.
Es que rodearme de muchos amigos era emanar mi ser constantemente. Era vivir la prueba, a través de este cuerpo, que nadie más que yo podía hacerme brotar en mi originalidad.
Si no puedo expresarme, manifestarme, entonces no soy. Estoy en oscuridad, en la sombra, en el escondite. Que poco a poco se vuelve un refugio, donde se encogieron los sueños, las metas, donde me minimicé, donde cesé de existir y por tanto de escribir.

CBGV



No sé qué podría escribir
Sí, huyo.

Tal vez el hablar articula sentimientos y pensamientos
Un tipo de coherencia sonora
Donde hago sentido con lo que digo, lo que pienso y lo que siento.
No puedo hacer nada porque no estás acá.
No puedo hacer nada porque yo estoy acá.


Empecé hablado lo que luego me animé a escribir. Ahora solo escribo lo que pienso. Transcribo mi pensar.
Siento cómo el mudo puede articular ese derecho inherente del habla, sin voz, escribiendo.

Escribir...
Hace tiempo que huyo del escribir. Me llamaba cada noche la hoja o pantalla, blancas.
Un pestañear y los versos más pulidos pasaban por mi mente. Más rápido de lo que pudiese haber cogido algún registro y plasmarlo. Eran como estrellas fugaces. Palabras y oraciones precisas y perfectas pero pasajeras y nada más que mi percepción y asombro efímero que las contemplaba.

En este mundo acelerado, siento que oscurezco, siento que me encojo, que me pierdo. Mientras mi edad se expande yo me siento pequeña, languideciente, decadente.
No sé por qué. Tal vez mi libertad se vuelve una prisión de nada.
Nada que hacer
Nada que florecer
Nada que explorar
Nadie con quien hablar

Me di cuenta hace ya un tiempo que mi mascota compañera tiene sus limitaciones. O tal vez yo soy la que tiene muchas aspiraciones.
En cuanto al afecto, está perfecta.
Pero es el compartir de ideas, una conversación, algo, lo que le falta. Necesito florecer.

Los días que hablo con personas de mi edad seguido, sale mi vieja yo. Mi yo esencial. Qué curioso que haya sido más yo en el pasado cuando era más joven y no hoy que soy más vieja y he sido yo por más tiempo.

Es que rodearme de muchos amigos era emanar mi ser constantemente. Era vivir la prueba, a través de este cuerpo, que nadie más que yo podía hacerme brotar en mi originalidad.

Si no puedo expresarme, manifestarme, entonces no soy. Estoy en oscuridad, en la sombra, en el escondite. Que poco a poco se vuelve un refugio, donde se encogieron los sueños, las metas, donde me minimicé, donde cesé de existir y por tanto de escribir.